22 oct 2009

ILUSTRES MALTRATADAS: Olympe de Gouges (4)


Olympe de Gouges, una de las precursoras en defender los derechos de la mujer, nació el 7 de mayo de 1748 en Montauban, Languedoc, hija de Pierre Gouze –cuya paternidad siempre quedó en entredicho-, carnicero, y de una criada Anne-Olympe Mouisset.
Tuvo una hermana mayor, Jeanne, y ella fue bautizada con el nombre de Marie. O sea, que su verdadero nombre era el de Marie Gouze.
Su infancia fue pobre y por tanto falta de enseñanza y cultura, tal vez por ello, la pobreza, aceptó por marido a Louis Yves Aubray, figonero de profesión, cuando tenía 17 años siendo él mucho mayor que ella.



Con estas premisas, es de suponer que el matrimonio no fuese muy feliz. Tuvieron un hijo, Pierre, y la joven quedó viuda a los 18 años.
Este fallecimiento provocó su primer acto de rebeldía pública al negarse a adoptar el apelativo de “viuda Aubray”, cambiando, además, su nombre por el de Olympe de Gouges, renunciando al apellido paterno y ennobleciéndose ella misma con el “de” y la historia de que su padre verdadero era el marqués Jean-Jacques Le Franc de Pompignan. Paternidad que tampoco ha podido ser aclarada nunca, pero que le sirvió para que, posteriormente, la considerasen en sociedad y fuese admitida como escritora ya que el marqués era hombre de letras. Una treta o astucia que se excusa a sí misma si tenemos en cuenta la época, época en la cual la mujer no era considerada nadie si no tenía un padre, un marido o un amante que la protegiera, o sea que ella no hizo más que procurarse lo que necesitaba.
(Que el marqués de Pompignan, negara el ser su progenitor, no significa que eso la desacreditara, ya que en su tiempo, como en el nuestro, negar paternidades es bastante frecuente). 



Olympe, que nunca más volvió a casarse (no obstante mantuvo una relación sentimental hasta el final de sus días, con Jacques Bietrix de Roziere, rico propietario de la Compañía Real de transportes militares), marchó a París acto seguido en donde se dedicó al teatro como escritora y actriz, escribiendo unas cincuenta piezas teatrales, siendo una de estas La esclavitud de los negros.
(Sus detractores más tarde la acusarían de haberse dedicado a la vida galante, cosa que jamás fue cierta ya que iba en contra de sus principios en pro de la libertad y dignidad femeninas).
Al parecer, y debido a su instrucción deficitaria, no escribía demasiado bien, es decir, ni literaria ni gramaticalmente, pero de lo que no cabe ninguna duda, es del sincero apasionamiento que ponía en sus palabras, su entusiasmo y su convicción.



Olympe de Gouges, como muchas otras mujeres de la época revolucionaria que les tocó vivir, participó activamente, de palabra y con escritos, en el cambio político de su país, pero en cuanto la Revolución triunfó, sus compañeros a los que tanto habían ayudado, se olvidaron de ellas, negándoles hasta el derecho de ser “ciudadanas”, privilegio sólo exclusivo de los hombres, o sea que, la Revolución, únicamente solucionaba los problemas de una parte del pueblo y esa no era la femenina.
De ideas jacobinas moderadas, Olympe de Gouges, fue acusada por sus propios correligionarios de pro monárquica y de favorecer a los girondinos ya que no les gustaba el ímpetu de su iniciativa y su indiscutible activismo a favor de las mujeres, siempre en clara inferioridad respecto a los derechos sociales que les correspondían, y porque, también, no era una fiera sedienta de sangre.
Un día, uno de sus muchos enemigos la agarró por detrás tirando de sus cabellos y gritando:
- ¿Quien quiere la cabeza de Olimpia? Le doy quince sueldos.
A lo que ella respondió.
- Doy treinta y me la quedo.
Esto salvó su cabeza (momentaneamente) en su apoyo al rey.

Olympe dirigió un periódico, titulado L’impacient y fundó La sociedad popular de las mujeres, pero lo que firmó realmente su sentencia de muerte fue La Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana, publicada en agosto de 1789.
Habiéndose ganado ya la enemistad de Robespierre, con todo lo que antecede, bastó que, para mayor inri, le dedicara una carta burlesca Pronostic de Monsieur Robespierre pour un animal amphibie. Después de esto, acabó en prisión y el 4 de noviembre de 1793, fue guillotinada. 





El nombre de Olympe de Gouges ha sido por mucho tiempo injustamente relegado a un segundo término en la historia de las damas de la Revolución Francesa, ya que siempre se habla de Teresa Cabarrús, una española decisiva en la caída de Robespierre, de Madame Roland, de Carlota Corday, e incluso de Josefina Beauharnais, y pocos recuerdan el papel importantísimo que Olympe de Gouges tuvo en su época, y que sigue aún teniendo en la nuestra, en la que, finalmente, a dos siglos de su muerte, se le empieza a otorgar la consideración que merece.


DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DE LA MUJER Y DE LA CIUDADANA
La Declaración completa puedes encontrarla aquí.

11 comentarios:

  1. SU,ME ASOMBRA LA CANTIDAD DE MUJERES MALTRATADAS Y NO SE SABÍA NADA DE ELLO.cLARO ESTA QUE AHORA SON OTROS TIEMPOS,PERO LA MANO DEL TIRANO SIEMPRE EXISTIRÁ.
    BESOS A TU lUZ.MJ

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  2. Hola cielo como siempre un texto muy interesante me gusta leer tus entradas
    un beso

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  3. Hola Basi, ¿pero donde encuentras tu esta información con la que siempre me sorprendes?.

    Siempre que entro a visitarte aprendo algo nuevo.

    Un besazo

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  4. Que interesante,me ha gustado muchisimo siento decir que no conocía a esta gran mujer,me ha cautivado su historia, que pena que terminara de esta forma,le debemos tanto a todas esas mujeres que perdieron sus vidas luchando para que tuvieramos un hueco en la sociedad.
    Gracias por este relato tan hermoso lo he disfrutado mucho.
    Un besito guapa.

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  5. Hola Basileia, supongo que a lo largo de la historia, huvo muchas mujeres OLYMPE, en todas las partes y en todos los tiempos;pero los tiempos heran habonados, y las semillas empezavan a germinar.Sabian escrivir, y las letras como las palabras, aunque esten mal escritas y mal pronunciadas, si tienen profundidad y entendimiento son mas buenas que las que no dicen nada. Fué un periodo historico, hestamos en otro en el mundo occidental, pero en el oriental, se que hay mujeres que luchan, como nuestras historicas. Una abraçada Julio

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  6. Hola Basileia, es verdad antiguamente la mujer no tenia voz ni voto, y recibia humillaciones y maltratos, es una verguenza pero asi es, estas haciendo una buena labor con tu blog contra el maltrato, recibe mi apoyo y felicitacion.

    Que disfrutes del fin de semana
    un beso
    RMC

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  7. Hola, interesantisima labor la tuya.
    Muchas gracias por pasar por mi blog, de ese modo he tenido ocasion de conocer el tuyo.


    Feliz fin de semana

    Bisous

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  8. gracias por compartir esta historia tan interesante que no conocía!!!
    me encantó tu espacio!!

    comprometido y profundo..felicitaciones!!
    besoss

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  9. Un blog comprometido, buscando en la historia aquellas mujeres que hoy podemos recordar por abrirse paso a pesar del dolor de una realidad que todavía nos acompaña. Muy buen trabajo.
    Un saludo cariñoso

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  10. Interesante historia, si señor. ¿Sabías que me encantan las biografías? por eso disfruto tanto leyendo estas que publicas. Más que nada porque son de mujeres, pues ya estoy harta de que siempre permanezcamos en un segundo plano.
    ¡Hombreeeeeeesss!!! mucho luchar por las mismas cosas que ellos y al final, hacen como que no se acuerdan de nada y te dejan atrás.
    Esperemos que todo esto cambie pronto, pues aún hoy día siguen pasando cosas por el estilo.

    Muchas gracias por traernos estas historias tan interesantes.
    Un abrazo bien grandote con tdo mi cariño,
    Leonor

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  11. Hola Basilea, me gusta leerte ya que este es tema que me preocupa y siempre haces entradas interesantes. Hemos avanzado mucho desde esos tiempos de represión pero aun falta hasta llegar a la igualdad y desde luego del maltrato no se libran famosas ni anonimas, los maltratadores no entienden de razas, posición, edad... todas las mujeres estamos expuestas a conocer a uno de esos tipos que dicen ... la mate porque era mia.
    Besis y felicidades por blog

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Seria interesante saber tu opinión. Gracias.

Un bonsái no es un árbol que no crezca, es un árbol al que se le impide crecer, al que se le van podando ramas, cortando raíces, manipulando su crecimiento natural, a capricho absoluto de su cultivador. Pero al mismo tiempo, se va regando y cuidando con esmero para mantenerlo, porque el verdadero placer es que crezca bajo el control de sus manos y de su imaginación. Y así obtiene “su obra”. Es decir, la misma persona que va “destrozando” la planta es la misma persona que le permite que siga viva. Profesor psiquiatra forense Lorente Acosta (El efecto Bonsai)

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LA ARMONÍA DEL SILENCIO, mi nuevo blog.

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