3 jun 2009

ASI: Proceso de Sanación


El proceso de sanación es un continuo. Comienza con una experiencia de superviviencia, con la conciencia del hecho de que se vivió el abuso sexual y se consiguió llegar a la vida adulta. Acaba con la consecución, con la experiencia de una vida satisfactoria que ya no está programada por lo que ocurrió en la infancia. En medio de ese comienzo y ese final está el tema del que trata esta sección: el proceso de sanación.
Es importante destacar que la curación no es un proceso lineal. Es más bien una parte integrante de la vida, es como un espiral. Pasas una y otra vez por las mismas fases, pero al subir por el espiral pasas por ellas a diferente nivel y tienes una perspectiva diferente. En cada nuevo ciclo se refuerza la capacidad de sentir, recordar y hacer cambios duraderos.




FASES DEL PROCESO
Si bien la mayoría de estas fases son necesarias para todas las sobrevivientes, algunas (la fase de crisis, recordar el abuso, confrontarse con la familia y el perdón) no son aplicables a todas las mujeres.
  • La decisión de curar
Una vez que se han reconocido los efectos del abuso sexual en la propia vida, es necesario comprometerse activamente a curar. La curación profunda sólo ocurre cuando la eliges y estás dispuesta a cambiar.
  • La fase de crisis
Cuando se comienzan a enfrentar los recuerdos y sentimientos reprimidos se puede producir una confusión enorme en la vida. Recuerda que esta es solamente una fase. No durará para siempre.
  • Recordar
Muchas sobrevivientes reprimen todos los recuerdos de lo que les sucedió cuando eran niñas. Aquellas que no olvidan los incidentes reales suelen olvidar lo que sintieron en esos momentos. Recordar es el proceso de recuperar el recuerdo y los sentimientos.
  • Creer que sucedió
Las supervivientes suelen dudar de sus percepciones. Llegar a creer que el abuso realmente ocurrió y que realmente te hizo daño es una parte vital del proceso de sanación.
  • Romper el silencio
La mayoría de las sobrevivientes guardaron en secreto el abuso cuando eran niñas. Contarle a otro ser humano lo que ocurrió es una potente fuerza curativa que puede disipar la vergüenza de ser una víctima.
  • Comprender que no tuviste la culpa
Las niñas suelen creer que ellas tienen la culpa del abuso sexual. Las sobrevivientes adultas deben poner la culpa donde corresponde, directamente en los hombros de los agresores.
  • Comunicarse con la niña interior
Muchas sobrevivientes se desconectan de su vulnerabilidad. Ponerse en contacto con la niña interior puede servir para sentir compasión por ti misma, más rabia contra el agresor y mayor intimidad con las demás personas.
  • Confiar en ti misma
La mejor guía para sanar es la propia voz interior. Aprender a confiar en las propias percepciones, sentimientos e intuiciones forma una nueva base para la actuación en el mundo.
  • Sentir y desahogar la aflicción
Mientras eran niñas y víctimas de abusos y después adultas en lucha por sobrevivir, muchas sobrevivientes no han llorado sus pérdidas. Desahogar tu dolor es una manera de respetarlo y honrarlo, dejarlo marchar y avanzar hacia el presente.
  • La rabia, piedra angular de la curación
La rabia es una fuerza potente y liberadora. Ya sea que haga falta ponerse en contacto con ella o que siempre haya habido mucha y en exceso, dirigir la rabia directamente contra el agresor, y contra las personas que no te protegieron, es fundamental para sanar.
  • Revelaciones y confrontaciones
Confrontarse directamente con el agresor y/o a la familia no es posible en todas las sobrevivientes, pero puede ser un instrumento de limpieza extraordinario.
  • ¿Perdón?
El perdón al agresor no es una parte esencial en el proceso de curación, aunque suele ser el que más se recomienda. El único perdón esencial es el perdón de ti misma.
  • Espiritualidad
La percepción de que hay un poder superior a una misma puede ser una gran ventaja en el proceso de curación. La espiritualidad es una experiencia bastante personal. La puedes encontrar en la religión tradicional, la meditación, la naturaleza o en algún grupo de apoyo.
  • Resolución y... a otra cosa
Pasando una y otra vez por estas fases llegarás a un punto de integración. Los pensamientos y perspectivas se estabilizan. Llegarás a una especie de acuerdo con el agresor y otros familiares. Aunque no se va a borrar el pasado, harás cambios profundos y duraderos en tu vida. Habiendo adquirido conciencia, conocimiento, comprensión y poder con la curación, tendrás la oportunidad de trabajar por un mundo mejor. 
 http://inocenciainterrumpida.net/

5 comentarios:

  1. TOTALMENTE DE ACUERDO SU..YA PERDONE PERO A MI MISMA AUN NO.
    BESOS CIELO.MJ

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  2. el perdon nunca podra existir ,mientras esista el recuerdo, y el recuerdo es dificil de borrar, un besito preciosa, me encanta lo quehaces

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  3. Sólo quería saludar, que aunque paso por aquí a menudo, nunca lo hago...

    Un besito enorme

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  4. Lo que no acabo de entender es lo que comentas de que es bueno sentir rabia hacia el abusador y la familia complice. Yo la siento, y mucha, pero tambien se dice, que la rabia y el odio hay que disiparlos porque no llevan a nada y acrecientan y alargan el dolor.
    Entonces, ¿cual es la receta magica para saber llevar todo esto?
    ¡Es imposible no sentir rabia con tanto como te han hecho!

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  5. Luna. princesa, efectivamente, la rabia en sí, no lleva a ningún puerto, pero para las sobrevivientes del ASI, la rabia es la expresión más fuerte del dolor, es tu voz callada, es tu acto inmóvil, el despertar del miedo y el cautiverio que tu propio cuerpo te marcó. Si se canaliza y se proyecta hacia el abusador, es como decir: "Basta YA, hasta aquí, voy a liberarme de cuanto me hiciste, del daño que me causaste y voy a luchar para salir de esto".
    La receta mágica, solo existe en tu interior, en tus fuerzas y en querer buscar la salida del laberinto donde nos obligaron a transitar.

    Un enorme beso preciosa.

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Seria interesante saber tu opinión. Gracias.

Un bonsái no es un árbol que no crezca, es un árbol al que se le impide crecer, al que se le van podando ramas, cortando raíces, manipulando su crecimiento natural, a capricho absoluto de su cultivador. Pero al mismo tiempo, se va regando y cuidando con esmero para mantenerlo, porque el verdadero placer es que crezca bajo el control de sus manos y de su imaginación. Y así obtiene “su obra”. Es decir, la misma persona que va “destrozando” la planta es la misma persona que le permite que siga viva. Profesor psiquiatra forense Lorente Acosta (El efecto Bonsai)

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